El vino del futuro habla español

La producción vitícola no sólo pisa fuerte en EE.UU., Italia o Francia. España no se queda atrás y, por ello, organizó Iberwine, donde expusieron también bodegas de la Argentina. 

Las producciones de vino del mundo ibérico e iberoamericano suman fama e interés desde hace muchos años. Por eso, que el objetivo de los creadores de la Iberwine fue convertirlos también en un éxito comercial. Iberwine 2007 fue la primera edición de esta feria que se realizó en Madrid y que tuvo como protagonistas a los vinos de España, Portugal, Argentina, Chile y Uruguay. 

En los últimos diez años estos cinco países sumaron buenos comentarios, premios y prensa favorable, gracias al aumento de calidad. “Ahora queremos que eso se convierta en una avalancha de pedidos”, responde Massimo Galimberti sobre el objetivo de la feria. “Es circunstancial que se celebre en Madrid porque el público al que nos dirigimos e invitamos es el de compradores internacionales. Por eso, el año que viene se realizará en Miami y se alternará anualmente entre España y Estados Unidos”, comenta el fundador del club del vino Vinoselección (con miles de socios en diversas capitales mundiales) y presidente de Iberwine. 

Durante los tres días de feria se presentaron vinos de las distintas denominaciones de origen de España, como Castilla y León, Rioja, Galicia y Penedés, entre muchas otras, así como las de Portugal y algunas de Uruguay y Chile. La Argentina contó con un lugar central en la feria, con el patrocinio del CFI, que incluyó una quincena de bodegas de Mendoza, Salta, Neuquén y San Juan. Entre las actividades organizadas para los invitados se realizaron charlas sobre el comercio de vinos hacia el exterior, sobre los cambios climáticos y su influencia en la industria vitivinícola, y una cata a ciegas coordinada por Pancho Campo, presidente de la Academia de Vinos de España, y por el reconocido sommelier Andrea Larssen. La cata enfrentó a seis grandes vinos españoles con seis grandes vinos del resto del mundo, como Vega Sicilia, Château Lafite, Sassicaia y Pingus, entre otros. Y ganaron los españoles. ¿Qué indica esto? Responde Pancho Campo: los catadores del viejo mundo, españoles, franceses, italianos, son muy poco experimentados en vinos del resto del mundo. Entonces ganaron los vinos españoles porque estaban mucho más potentes, mucho más expresivos, porque eran jóvenes; no porque fueran mejores. Yo personalmente voté por Château Margaux, para mí el mejor de esa cata. Esa noche me lo llevé al hotel. 

En la feria también se desarrolló el Aula de Variedades, un espacio didáctico para aprender y reconocer los distintos tipos de uva en el sabor final del vino y el Taller Sensorial, ideal para poner a prueba la vista, el olfato y el gusto a partir de doce cilindros que esconden los aromas esenciales del vino. 

En busca de los mercados 

Los invitados de honor fueron los estadounidenses y los asiáticos, ya que el mundo ibérico tiene como meta insertarse en sus mercados. Allí también el hemisferio sur está ganando terreno en el abanico de las preferencias de sus consumidores. “Los países del sur, Argentina, Chile y Uruguay, son productores nuevos y dinámicos, y esta actitud de cambio es bienvenida para adaptarse a las necesidades de los consumidores. La vieja Europa, en cambio, pondera la bondad de sus productos y espera que vengan por ellos; sin embargo, Estados Unidos, la India o Singapur quieren vinos de alta calidad a un precio atractivo y con personalidad diferente, y esa oferta variada la puede abastecer el Nuevo Mundo”, explica Carlos Falcó, marqués de Griñón, presidente del comité de Iberwine. 

Aunque Europa es el principal mercado de vinos, está perdiendo terreno frente a EE.UU., porque en los últimos años disminuyó el porcentaje del consumo interno de los países tradicionalmente exportadores: España, Francia, Italia. Al mismo tiempo, aumentó el consumo en nuevos mercados del norte de Europa, como Inglaterra y Alemania. 

Con respecto a las futuras ediciones y al mercado norteamericano, el marqués de Griñón afirmó: “Llevaremos Iberwine a Estados Unidos porque es un mercado al que mira Japón, China, Singapur o la India. El éxito más espectacular en 2006, en Estados Unidos, fueron los vinos argentinos y chilenos, con un crecimiento de más del 35 y 20%, respectivamente. España también duplicó sus exportaciones en los últimos 5 años, con un éxito marcado en el segmento Premium y súper Premium. Allí los vinos españoles se han posicionado por primera vez en la historia con puntuaciones muy altas. Creo que eso es muy positivo porque luego se pueden traer otras calidades más populares y no empezar con vinos de precios bajos, como le ocurre a Chile o como nos ha ocurrido en Europa. Eso modifica mucho la percepción del consumidor”, explica. 

Para Pancho Campo, el siguiente mercado con proyección luego de Estados Unidos es el Bric, “lo que yo llamo Brasil, India y China. Ese es el futuro no sólo del vino, sino de cualquier negocio. Son países que tienen muchísimos habitantes”. 

Además de vender vinos, el objetivo de esta feria es exportar imagen, ya que el vino no se puede vender como otros productos que son sólo una cuestión de precio-calidad. El vino tiene un componente cultural y de imagen muy importante que es en definitiva lo que impulsa a una persona a pagar más de 1000 euros por una botella. Eso se da porque ese vino tiene una imagen que representa una historia, una tradición, una cultura. 

Pancho Campo, candidato a Master of Wine, disertó frente al público con una investigación sobre las consecuencias del cambio climático asociado a la industria vitivinícola, como el aumento de la temperatura, la evaporación, sequía, inundaciones, huracanes y tormentas. Los patrones de lluvia van cambiando y modifican los momentos de la producción, así como el aumento de la temperatura media nocturna, que anula la temperatura diferencial entre el día y la noche que requiere la uva. Las zonas frías típicas productoras de Pinto Noir y Chardonnay se volvieron zonas calientes más aptas para cepas como el Cabernet. También influye en los espumantes, pues como el nitrógeno varía con el cambio climático se modifica la burbuja y la producción de espuma. El calor también produce vinos más alcohólicos y de baja acidez junto con una pérdida del color y problemas con los aromas. Cepas como el Petit Verdot, el Viognier o la española Graciano serán los varietales que se adapten mejor por sus ciclos más largos. En cuanto a las condiciones de Chile y la Argentina, el especialista analizó: “Chile es el paraíso terrenal para la viticultura. No hay ningún país en el mundo que tenga mejores condiciones para hacer vino. Tiene la corriente de Humboldt, de aire frío, que no moja los viñedos, y están los Andes, que dan influencia fría y mantienen un buen nivel de irrigación. Ahora lo que hay que conseguir es cambiar la imagen que tiene Chile de vino muy bueno, pero de precio bajo. A que la gente diga: yo estoy dispuesto a pagar 25, 30, 40 dólares por un vino chileno. Argentina tiene varias cosas buenas. Han aprendido de los errores de los chilenos. Han mirado a Chile, han copiado y han dicho: «Ellos han metido la pata por aquí, vamos a arreglarlo por acá». El señor Parker, que, nos guste o no, tiene mucha influencia, ha dicho que la uva de mayor futuro es la Malbec. Opinión que yo comparto aunque creo que debería haber agregado el Tempranillo. Argentina tiene condiciones climáticas muy buenas pensando en el cambio climático, porque están a mil metros en la Cordillera de los Andes y el problema se va a notar muchísimo menos. Además, la imagen de Argentina es muy buena, porque en marketing no existe solamente el producto, sino también lo que rodea al producto. Cuando uno piensa en Argentina, piensa en la parrillada, en el churrasco, en el tango, en Maradona, en el fútbol…, todo eso crea marca”. 

Para saber más: www.iberwine.es 

http://www.lanacion.com.ar/968039 

FUENTE: Diario La Nación – Sabrina Cuculiansky

Última actualización ( Tuesday, 11 December 2007 )